Estuvimos en esta preciosa ciudad poco más de 24 horas pero las aprovechamos muchísimo (nuestras piernas dieron buena fe de ello).
Granada es una ciudad que hay que pasear. Perderte por esas calles del Sacromonte, con sus cuevas y recovecos, pasear por el Albaicín, subir a los miradores y, como no, pasear por el recinto de la Alhambra pues, aunque no teníamos entrada, hay una zona de visita libre.
Nuestra visita comenzó en la Catedral, que fue mandada construir por Isabel la Católica en 1501 en el lugar en el que se encontraba la Mezquita Mayor de Granada. Desde 1523, año en que se colocó la primera piedra, hasta 1704, año en que se finalizaron las obras, han sido muchos los arquitectos que participaron en su construcción. Por este motivo, una catedral que en un principio respondería al estilo gótico, terminó siendo renacentista, a pesar del trazado y los cimientos góticos.
En su interior, además de un museo, se puede visitar la Capilla Real en la que descansan los restos de los Reyes Católicos, los de Juana "la loca" y su esposo Felipe y el infante Miguel de la Paz de Portugal, nieto de los primeros.
Nuestra visita coincidió con la hora de misa, así que fue una visita rápida.
Junto a la Catedral, hay un acceso a la Alcaicería. Construida en la época nazarí, es la única que ha sobrevivido de todas las que hubo en España, aunque fue reconstruida en el s. XIX tras un incendio y seguramente su aspecto difiere mucho del original.
Tras atravesar la Alcaicería, nos encontramos el Corral del Carbón, construido en el siglo XIV. Originariamente era una Alhóndiga, cuya función era la de almacén y punto de venta de trigo así como alojamiento para los mercaderes que lo traían a Granada. Posteriormente fue corral de comedias y en el siglo XVII, corral de vecinos que utilizaban las habitaciones de la planta baja como almacén para el carbón (de ahí el nombre).
En el Barrio del Realejo, te encuentras con la Iglesia de Santo Domingo, que forma parte del Monasterio de Santa Cruz. Aquí tenía su sede el Tribunal de la Santa Inquisición y se enterraba a las familias nobles de la ciudad. Frente a la fachada principal podéis ver una estatua de Fray Luis de Granada.
Subimos a la Alhambra por la cuesta del Realejo y una vez allí, nos aseguramos de que no había entradas para el día siguiente pero nos comentaron que había partes visitables sin ticket, así que, con la idea de volver, continuamos nuestro paseo bajando por la Cuesta del Rey Chico en busca del Paseo de los Tristes. Una vez allí, continuamos por la Cuesta del Chapiz y lo primero que vimos fue el Palacio de los Córdova. Fue construido en el siglo XVI sobre una antigua edificación árabe y posteriormente adquirido por las Carmelitas Descalzas que lo emplearon para distintos usos hasta que fue demolido en 1919. Posteriormente fue reconstruido en el lugar donde está actualmente.
En la misma calle, un poquito más arriba, están las Casas del Chapiz, dos casas unidas entre sí que pertenecieron a dos moriscos de la misma familia. La primera casa se construyó sobre un antiguo palacio nazarí en el siglo XIV, y la segunda se construyó en el siglo XVI. Actualmente tiene aquí su sede la Escuela de Estudios Árabes.
Al salir, giramos por el Camino del Sacromonte y aquí nos perdimos por sus calles descubriendo rincones preciosos e interesantes.
El Sacromonte está situado en el monte Valparaíso, enfrente de la Alhambra. Parece ser que en el siglo XVI, después de que los Reyes Católicos decretaran la obligación de convertirse al cristianismo, muchos judíos y musulmanes abandonaron Granada para asentarse en este monte que, al estar fuera de la ciudad, no estaba controlado por ésta. A este asentamiento se unió la población gitana nómada que venía de distintas partes de Europa y África y que, junto a los exiliados, tuvieron que cavar sus propias cuevas para tener un sitio donde poder vivir. Así es como nacieron las cuevas del Sacromonte, que son las viviendas típicas de este barrio y tienen la peculiaridad de que son cálidas en invierno y fresquitas en verano.
Tras perdernos por este barrio tan singular, continuamos subiendo hasta llegar al Mirador de San Miguel Alto, que se encuentra frente a la ermita del mismo nombre.
Este mirador es el más alto de la ciudad y las vistas desde allí son espectaculares. Como suele pasar en casi todos los miradores, mucha gente se reúne allí para ver la puesta de sol y aquí pudimos disfrutar de ese momento especial.
Ya anocheciendo, bajamos al centro de la ciudad.
Paseando por el Albaicín puedes disfrutar de preciosas vistas de la Alhambra así como de la esencia granadina pues, junto con el Sacromonte, es un barrio de los más auténticos de la ciudad. No en vano el Bario del Albaicín está inscrito en la Lista de Patrimonio Mundial de la Convención sobre la Protección del Patrimonio Cultural y Natural Mundial.
En cualquier caso, durante nuestro paseo nocturno no nos paramos demasiado pues el cansancio ya hacía mella, pero volvimos al día siguiente y pudimos ver el ambiente de esa zona tan auténtica.Tras una noche de descanso y emociones (era la noche del 5 al 6 de enero y nos visitaron los Reyes Magos!!) comenzamos nuestro segundo medio día en Granada y el destino más inmediato fue visitar los alrededores de la Alhambra.
A través de la Puerta de las Granadas, puerta renacentista que sustituyó a otra islámica, accedimos al bosque de la Alhambra.
De aquí continuamos por el paseo de la izquierda que nos llevó al lado sur de la muralla donde pudimos acceder a través de la Puerta de la Justicia en la torre del mismo nombre. Junto a ésta pudimos contemplar el Pilar de Carlos V, impresionante fuente, obra maestra del Renacimiento granadino llena de simbología.
Una vez dentro, continuamos subiendo hasta el área arqueológica del Palacio de los Abencerrajes. Originalmente perteneció a una familia noble nazarí y en 1501, los Reyes Católicos lo cedieron a Juan Chacón, contador mayor del Real Consejo, lo que hizo que a partir de entonces se llamara Palacio de la Contaduría.
De aquí continuamos hasta el Parador Nacional. Sobre lo que era un palacio nazarí, los Reyes Católicos mandaron levantar el primer convento de la recién conquistada Alhambra. En este convento franciscano fueron enterrados los Reyes Católicos hasta que Carlos I ordenó que fueran trasladados al lugar que ocupan ahora en la Capilla Real de Granada.Tras sufrir varias modificaciones durante el siglo XVIII llegó al siglo XX en estado ruinoso. Tras la restauración de 1927, pasó a ser residencia de artistas y en 1945, se convirtió en parador de turismo.
A lo largo de la Calle Real, había diversos edificios públicos, viviendas y pequeñas industrias, algunos de los que permanecen transformados por el tiempo y por nuevos usos. Destaca la Iglesia de Santa María de la Alhambra, terminada a a principios del siglo XVIII en el lugar en el que estuvo la Mezquita Mayor.
A continuación nos acercamos al Palacio de Carlos V. Este quiso hacer de Granada uno de sus puntos de residencia y mandó hacer el palacio por la necesidad de tener un lugar que reuniera todas las comodidades de la época para él y su familia. Lo mandó construir junto al Alcázar de la Alhambra para poder disfrutar de sus maravillas (éste ya era su residencia de verano).
El palacio es cuadrado con un patio circular en el centro, único en su estilo (manierista) y actualmente acoge el Museo de Bellas Artes de Granada.
Enfrente está la Puerta del Vino, por la que se accede a la Alcazaba. El músico francés Claude Debussy nunca estuvo en Granada, pero vió fotos y dibujos de la Alhambra. Conoció esta puerta por una postal coloreada que le envió su amigo Manuel de Falla, lo que fue su inspiración para componer un preludio para piano que lleva su nombre.
Hasta aquí llegó nuestra visita a la Alhambra, ya os dije al principio que no pudimos reservar visita...
De aquí bajamos al Albaicín y comenzamos nuestro paseo por este interesante barrio en la Plaza Nueva. Aquí destaca la Real Chancillería que actualmente es la sede del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía.
Anexa a la Plaza Nueva está la Plaza de Santa Ana en la que está la Iglesia de San Gil y Santa Ana junto al comienzo de la Carrera del Darro, río que suministraba agua a los jardines y palacios de la Alhambra y al Generalife. A partir de esta plaza, el río discurre bajo tierra atravesando la ciudad.
Subiendo junto al cauce del río Darro, puedes ver los restos de la Puerta de los Tableros, del siglo XI. Era una puerta y puente de uso militar que sirvió para enlazar los dos dispositivos para el suministro de agua situados en la Alcazaba vieja del Albaicín y la Nueva de la Alhambra. Una reja dispuesta sobre el cauce del río permitía el paso de agua pero no de intrusos. Se puede ver el arranque de un gran arco de herradura y se aprecia una puerta, hoy tapiada, que daba acceso a unas escaleras interiores, que servía para coger agua del río en caso de necesidad.
Un poquito más arriba, comienza el Paseo de los Tristes y aquí puedes ver, entre otras cosas,la Casa de las Chirimías. Torre mirador de tres cuerpos utilizada para contemplar los festejos celebrados en la explanada junto al río Darro. En la planta baja se situaban el corregidor y los alguaciles; en la primera, alcaldes y concejales; en la segunda, los músicos, con trompetas y chirimías, que amenizaban los juegos de cañas y toros.
El Paseo de los Tristes, recibió este nombre en el siglo XIX pues por aquí pasaban los cortejos fúnebres camino del cementerio. Actualmente se llama Paseo del Padre Manjón.
De aquí subimos hasta el Mirador de San Nicolás. Habíamos estado la noche anterior y queríamos disfrutar de las preciosas vistas que hay desde allí a la luz del sol. Es el mirador más emblemático de Granada en el que se reúnen turistas de todas partes del mundo, vendedores de artesanía, grupos que animan con sus toques flamencos...
Después de disfrutar de este mirador, nos dirigimos a las inmediaciones de la Plaza Nueva donde visitamos varios sitios de tapeo antes de volver a casa.Os dejo con alguna foto de las calles del Albaicín con el deseo de volver a esta preciosa ciudad con tiempo para intentar empaparnos un poco más de su historia, gentes y costumbres.
Hasta pronto amigos!!
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