Está en un alto donde las vistas son para disfrutarlas. Puedes ver Vigo, la ría y, cuando el cielo está despejado, las islas Cíes.
Íbamos un grupo de 11 personas y nos decidimos por un menú con una buena relación calidad-precio y que, como era de esperar, estaba muy bueno.
- Los primeros iban al centro para compartir: Salmón, Croquetas de jamón y Centolla de la Ría.
- Después un entrecot de ternera.
- Y para finalizar el postre gallego por excelencia: Filloas rellenas de crema.
Los vinos elegidos para regar estos platos fueron:
Davila, de las Adegas Valmiñor. Elaborado con las variedades Albariño, Loureiro y Treixadura procedentes de viñedos ubicados en la zona de O Rosal (Rías Baixas).
Habla del silencio, de las Bodegas Habla (VT Extremadura). Elaborado con las variedades Syrah, Cabernet Sauvignon, Tempranillo y Cabernet Franc.
En el restaurante hay varias salas y reservados. Nosotros pudimos disfrutar de sus platos en uno de éstos, así que estuvimos muy tranquilos y bien atendidos por un camarero muy amable y atento.
Un sitio para recomendar, sin duda.
Hasta pronto amigos!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario