Dicen que es el pueblo de las tres mentiras: ni es santa, ni es llana, ni tiene mar. Yo lo único que puedo afirmar es que no tiene mar, porque a mí me pareció llana y lo de santa... no puedo opinar.
Lo que sí es cierto es que es un pueblo precioso y con mucha historia.
Quizá lo más fácil para ver los tesoros arquitectónicos que guarda la villa es pasear por la Calle Carrera / Cantón / Río (lo pongo así porque una es continuación de la otra...)y a un lado y otro de la calle podéis contemplar edificios desde medievales a renacentistas en perfecto estado de conservación, como por ejemplo la Casa de Leonor de la Vega, madre del Marqués de Santillana, Don Íñigo López de Mendoza. Esta casa fue edificada a finales del siglo XV y actualmente es un hotel.
Al lado de ésta, la Casa de los Hombrones o de los Villa, casa barroca de finales del siglo XVII. Debe su nombre a los dos soldados que figuran en su escudo y que sostienen sus armas y el lema "Un buen morir es honra de la vida"
Continuando por esta calle llegamos a la Plaza del Abad Francisco Navarro, donde está la Colegiata de Santa Juliana que se levantó a mediados del siglo XII sobre un antiguo monasterio del siglo IX. Fue declarada Bien de Interés Cultural en 1889.
Por detrás de la Colegiata, en la Plaza de las Arenas, podéis ver el Palacio de los Velarde, mejor ejemplo de estilo renacentista de la villa que fue construido a mediados del siglo XVI para Alonso de Velarde.
El paseo de vuelta lo hicimos por la calle paralela a ésta dirección a la Plaza Mayor. Una plaza preciosa que en cuanto la vi me recordó a La Alberca.
Allí está la Torre del Merino, torre gótica de carácter militar construida en el siglo XIV. Fue la sede del merino, representante del rey.
La Torre de Don Borja (actual sede de la Fundación Santillana), de origen medieval, su actual construcción es del siglo XV.
La Casa de la Parra de principios del siglo XVI, en estilo gótico se unió con la Casa del Águila en el siglo XVII. En la actualidad son el centro cultural donde se realizan exposiciones. Frente a la primera hay una escultura homenaje hombre de Altamira.
Hasta aquí llegó nuestra visita a Santillana. Quedó pendiente Altamira y el Parque de Cabárceno, que está más o menos cerca (otra vez será...).
Como habéis podido ver, es un pueblo que merece la pena conocer, ¿no os parece?
Os dejo alguna imagen más: