viernes, 15 de abril de 2016

Museo de San Isidro

En la Plaza de San Andrés de Madrid, se encuentra el Museo de San Isidro.
Se le conoce como la casa de San Isidro porque, según la tradición, fue la casa de los Vargas, los amos del santo y  dicen que allí vivió y murió.
Aquí estuvo el palacio de los Condes de Paredes desde mediados del S. XVII hasta mediados del s. XIX siendo esta época la de mayor esplendor y durante la cual se construyó la Capilla dedicada al Santo. Tras un periodo de decadencia y abandono, el edificio se demolió casi en su totalidad y se reconstruyó conservando la Capilla, el Pozo del Milagro y el Patio Renacentista.
Hay una exposición permanente, Orígenes de Madrid, dedicada a la historia de la ciudad desde la Prehistoria hasta el traslado de la corte en 1561 por decisión de Felipe II.
En este museo se puede visitar el Almacén (situado en el sótano del edificio),donde se guardan piezas de las encontradas en excavaciones realizadas en Madrid y alrededores durante cerca de 130 años. Piezas que algún día serán expuestas en las salas públicas. Muy interesante.
Entre los 1000 objetos seleccionados para mostrarnos un resumen cronológico de la evolución de la cultura en Madrid, podemos ver minerales, instrumentos en piedra, cerámica, vasijas de todas las épocas, restos fósiles, carteles históricos de las excavaciones realizadas en el s. XX....

Restos de un Mastodonte encontrado en 1959 en Arcillas de la Cerámica"Mirasierra", Tetuán, Madrid
En el museo podemos seguir la historia de Madrid desde la Prehistoria gracias a los restos arqueológicos encontrados en numerosas excavaciones de la ciudad y alrededores. Lo primero que me ha llamado la atención, son los restos de un elefante. Parece ser que a partir de la explotación de las arenas del río Manzanares en el s. XIX, se han encontrado muchos restos de estos animales y de mamuts.
La siguiente foto es el cráneo con defensas de un elefante. Fue encontrado en un arenero de Orcasitas.
El valle del Manzanares estuvo ocupado por el hombre desde el Paleolítico Inferior, atestiguado por los utensilios encontrados a lo largo de las márgenes del río entre El Pardo y el Jarama.
Restos encontrados en distintos areneros de Getafe, Usera, Villaverde..
En 1927 encontraron una villa romana en Villaverde y a partir de los restos aquí encontrados, se ha recreado un dormitorio donde el suelo tiene parte del mosaico original. Una depresión circular en éste servía para recoger el agua utilizada en su limpieza.

Me ha llamado la atención ver la evolución de las distintas murallas de Madrid.
Maqueta de la ciudad donde se pueden ver las distintas murallas
El Museo también tiene un jardín arqueobotánico en el que se han reunido algunas de las especies que había en el Madrid medieval. Enebro, fresas, albaricoquero, higuera, romero, cilantro, madroño, lavanda, orégano, hiedra, granado, endrino... son algunas de las hierbas y árboles que os podéis encontrar en este pequeño y tranquilo jardín.
Otro rincón con encanto es el Patio Renacentista. El Palacio se construyó en el primer tercio del s. XVI y el patio se inspiró en el del Rey del Alcázar de Madrid, modelo que se desarrolló en numerosos palacios de la Alcarria y en la propia ciudad de Madrid.
 En este patio podemos contemplar distintas esculturas que han formado parte de algunas fuentes emblemáticas de la ciudad. El Oso y el Dragón que os muestro son del s. XVIII y estuvieron en la pileta de la fuente de La Cibeles para que los madrileños se abastecieran del agua que manaba de su boca. Se retiraron de la fuente en 1862.
Al fondo del patio podéis ver "Tritones y Nereidas con delfines ", las esculturas de finales del siglo XVIII que remataban las Cuatro Fuentes del Prado. Actualmente hay reproducciones. Tanto estas como las anteriores esculturas están hechas de piedra caliza de Colmenar.
Frente a este patio se encuentra la Capilla, construida en el s. XVII en el lugar en el que, según la tradición, vivieron San Isidro y su mujer Santa María de la Cabeza en dos pequeñas habitaciones.
Muy cerca está el Pozo del Milagro. Cuenta la tradición que un día el hijo de San Isidro se cayó al pozo y al llegar éste a casa y encontrarse a su mujer muy afligida se arrodillaron los dos y comenzaron a rezar pidiendo a Dios que les consolase de aquella pena. Mientras esto ocurría, las aguas del pozo comenzaron a subir hasta alcanzar la altura del brocal y sobre ellas el niño, sentado, jugando en el agua.

Pero parece que éste no es el único milagro que se le atribuye a San Isidro. Un día que estaba trabajando en el campo, llegó su señor y le pidió un poco de agua para beber. El santo se dio cuenta de que se le había terminado así que golpeó el suelo con su cayado diciendo: "Cuando Dios quería, aquí agua había". En aquel momento comenzó a brotar agua del suelo.
Otro día, paseando vio una liebre que iba a ser alcanzada por un galgo. Apiadado ordenó, en nombre de Dios, al perro que se detuviese quedando paralizado hasta que la liebre estuvo a salvo.
Etc, etc....
San Isidro fue enterrado en el cementerio parroquial de San Andrés, actual jardín del museo. De ahí fue trasladado a distintas iglesias. Desde 1769 sus restos están en la Colegiata de San Isidro.



Tras la visita a este museo es muy agradable dar un paseo por la zona y de paso, tapear en cualquiera de los bares que hay en la Cava Baja. Acierto seguro.

Iglesia de San Andrés



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