sábado, 24 de agosto de 2019

Comer en Lisboa

Como ya sabéis, suelo dedicar un post a la gastronomía cuando salgo de viaje, así que esta vez toca Lisboa, donde hemos disfrutado de la buena mesa y a precios asequibles. Se puede pedir más?
En Lisboa hay dos mercados gastronómicos que no podéis dejar de visitar: el Mercado de Campo de Ourique y el Mercado da Ribeira.
Mercado de Campo de Ourique
Mercado da Ribeira
El primero tiene una ventaja y es que no hay demasiado turismo por lo que es bastante tranquilo. Otra ventaja de ir allí es que está muy cerca de una de las cabeceras del recorrido del tranvía 28, buen sitio para poder coger asiento ya que durante el trayecto se llena de gente en seguida.
Nosotros estuvimos allí el primer día y pudimos degustar unos deliciosos arroces.
Otro sitio donde puedes comer un riquísimo arroz de marisco es el Restaurante-Marisquería UMA (Rúa dos Sapateiros, 177). Es una casa de comidas tradicional (no esperes grandes lujos) donde este plato es el protagonista.
En la Rúa dos Bacalhoeiros, 30, en el barrio de Alfama, se encuentra el Restaurante Maria Catita
Allí pudimos disfrutar de una buena carne y un pescado fresco recomendación de la casa. Terminamos con una rica porción de la "peor tarta de chocolate".
Regamos todo con un vino muy rico: Passa de la Quinta de Passadouro, D. O. Douro  elaborado con tinta roriz, touriga nacional y touriga franca de 2016.
No me puedo olvidar del riquísimo aceite de oliva virgen que nos acompañó en la mesa durante toda la comida.
Las cenas han sido más informales, pero hemos descubierto un par de sitios que nos han gustado mucho.
El primero Jam Club (Tv dos Inglesinhos, 49) en el Barrio Alto, un bar muy pequeño donde pudimos tomar unas tostas riquísimas mientras disfrutamos de una entretenida jam sesion.

En el Barrio Alto también, entramos por casualidad, a The Old Pharmacy (Rua Diario de Noticias, 73-83). Como su propio nombre indica, es una antigua farmacia acondicionada para tomar buenos vinos y buenas tapas. Tanto aquí como en el anterior, el trato del personal fue fantástico.
Hay un bocado muy típico que es el Pastel de Bacalao. Para mí, el más rico que he probado es el que venden junto al Castillo de San Jorge. Además de bacalao lleva queso lo que hace que esté muy cremoso y realmente bueno.
Un portugués nos dijo un día que allí hay que dejar siempre un hueco para el postre. Y tiene toda la razón, aunque no siempre lo hemos hecho. El mundo de la repostería ocupa un lugar destacado en el país vecino. De hecho, hay pastelerías por todas partes que invitan a saltarse la dieta al más pintado. Son famosos los Pasteles de Belem y su fama es bien merecida. Los probamos el día que visitamos esa zona en la pastelería original, donde comenzaron a elaborarlos en 1837 según una antigua receta del Monasterio de los Jerónimos.
Por debajo del Panteón Nacional, descubrimos una chocolatería en la que venden pequeños cubos de chocolate para todos los gustos. Son cubos homenaje a la calzada portuguesa, de hecho su nombre es Calçada do Cacau y si os gusta este dulce, no os defraudará.
Por último, no podéis dejar de probar un licor dulce de guindas originario de Lisboa: Ginjinha. Aunque lo puedes tomar por todas partes, nosotros fuimos a probarlo a un pequeño local tradicional en el Largo de Santo Domingo: A Ginjinha.  
Parece ser que este local, propiedad de un gallego de nombre Espinheira, fue el primer establecimiento en Lisboa que comercializó la bebida que le da nombre. Por consejo de un hermano de la Iglesia de San Antonio, Espinheira hizo el experimento de dejar fermentar guindas (ginjas) en aguardiente añadiéndole azúcar, agua y canela. El éxito fue inmediato por ser dulce y barato y se transformó en la bebida típica lisboeta. 
Hasta pronto amigos!!

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