La zona antigua está formada por los barrios de Alfama, Baixa, Chiado y Alto. Sin olvidarnos del barrio de Belém (un poco alejado del centro, hacia el oeste), donde hay varios monumentos muy interesantes.
Lisboa es conocida como la ciudad de las siete colinas, lo que provoca numerosos miradores desde donde poder disfrutar de unas vistas espléndidas. Pero, a pesar de las numerosas cuestas que hay en la ciudad, se puede acceder a ellos en elevadores o funiculares además de, por supuesto, en transporte público.
El Mirador de Santa Lucía está muy cerca del Castillo de San Jorge. Allí hay unas fantásticas vistas del río Tajo y del barrio de Alfama.
Está junto a la iglesia de Santa Lucía y en una de las fachadas de ésta podéis ver una pared de azulejos donde se representa la Plaza del Comercio antes del terremoto y la toma del Castillo de San Jorge por los cristianos.
El Mirador de Gracia también está en el barrio de Alfama. Desde allí podéis divisar prácticamente toda la ciudad...
El nombre de este mirador es, en realidad, Miradouro de Sophia de Mello Breyner Andresen, en honor a la poetisa, pero le siguen llamando Mirador de Gracia por el convento de Nuestra Señora de Gracia que se encuentra allí mismo.
Muy cerca está el Mirador da Senhora do Monte, el más alto de Lisboa con unas vistas magníficas.
Junto a este mirador está la Capilla de Nossa Senhora do Monte. Fue fundada en 1147 y consagrada a San Gens, primer obispo de la ciudad. La ermita original fue destruida en el terremoto de 1755 y la actual construida en 1796. Tradicionalmente acuden a ella las embarazadas para pedir protección durante el parto.
Aquí se conserva una silla de piedra en la que se sentaba San Gens y a la que según la tradición, las mujeres embarazadas que se sienten en ella tendrán un buen parto.
Otro mirador muy interesante es el de San Pedro de Alcántara, en el Barrio Alto. Aquí tenéis bonitas vistas de toda la ciudad. Durante nuestra visita estaba en obras y ésto nos impidió acercarnos a la barandilla...
También podéis disfrutar del bonito parque en el que se encuentra. Hay un monumento homenaje a Eduardo Coelho, fundador del Diario de Noticias.
Aquí se puede llegar en el Elevador da Gloria que desde 1885 cubre los 260 metros que separan este mirador de la Plaza de los Restauradores.
También en obras estaba el Mirador de Santa Catalina, en el que suele haber mucho ambiente y muy variado. Allí también está el Museo de la Farmacia.
Aquí se llega con el Elevador da Bica que es el más reciente de los ascensores siendo inaugurado en 1892. Al principio funcionaba por el sistema de cremallera y contrapeso de agua. Se electrificó en 1927.
El Elevador de Santa Justa es visita obligada. Tiene 45 metros de altura y comunica la Baixa con el barrio de Chiado. Se inauguró en 1902 y es el único elevador vertical, pues los anteriores son, en realidad, funiculares. Es de estilo neogótico con una estructura de hierro inspirada en la misma técnica que se utilizó en la Torre Eiffel de París.
Desde arriba las vistas también son muy interesantes. Se ve Lisboa desde otro ángulo y se puede acceder a la Praça do Carmo, donde se encuentran las ruinas del antiguo Convento do Carmo. Merece la pena subir pero suele haber muchas colas. A nosotros nos costó más de una hora de espera.
El elevador de Lavra es el más antiguo (1882) y junto con los anteriores, son Monumento Nacional.Utilizar estos elevadores no es gratuito, pero si eres portador de la tarjeta de transporte de 24 h puedes acceder a ellos sin coste adicional ilimitadamente (al igual que a todo el transporte público de la ciudad).
A propósito del transporte público, no podéis dejar de subir en el Tranvía 28. Recorre los puntos turísticos más importantes de la ciudad y es otro monumento en sí mismo. La única pega es que suele ir abarrotado.... Cogiéndolo en la cabecera te aseguras poder entrar. Nosotros, la primera vez lo hicimos en Campo de Ourique.
En Portugal, la utilización de azulejos para el revestimiento de paredes y pavimentos data de finales del siglo XV. Se generalizó por completo en la segunda mitad del siglo XVI con el inicio de la producción nacional siendo una opción de revestimiento que ahora cuenta con cinco siglos de tradición. No hay una calle en Lisboa en la que no veas una fachada azulejada ya sea total o parcialmente, con diseños geométricos o formando preciosos dibujos...
Incluso frente a la entrada de algunos establecimientos está escrito el nombre de éste en el suelo.
En la siguiente foto podéis ver el tamaño de esos cubos...
No puedo olvidarme de el Fado portugués, declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en 2011. En Lisboa encontraréis muchos locales en los que se puede escuchar fado mientras se cena, o se toma una copa... Cuidado porque hay mucha picaresca en torno a ésto.... Nosotros al final no pudimos disfrutarlo pues lo intentamos en dos sitios que no nos convencieron y ya no volvió a cuadrar. Queda pendiente para la próxima...
En próximos posts os iré contando nuestra breve pero intensa experiencia en esta sorprendente ciudad.
Hasta pronto amigos!!
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